La natación es un deporte muy completo que aporta beneficios para la salud física y mental de las personas que lo practican. Sin embargo, muchos nadadores descuidan un aspecto fundamental para su rendimiento y su bienestar: la hidratación.
¿Sabías que al nadar también pierdes agua y sales minerales a través del sudor? Aunque no lo notes, tu cuerpo se calienta al hacer ejercicio y necesita regular su temperatura mediante la sudoración. El hecho de estar en contacto con el agua no impide que se produzca este proceso, sino que lo enmascara.
La deshidratación puede afectar negativamente a tu capacidad física, a tu concentración, a tu coordinación y a tu recuperación muscular. Además, puede aumentar el riesgo de sufrir calambres, mareos, fatiga o dolores de cabeza.
Por eso, es esencial que bebas agua antes, durante y después de cada sesión de natación. Te damos algunos consejos prácticos para hidratarte correctamente:
- Bebe al menos 2 litros de agua al día, repartidos en pequeñas tomas a lo largo del día.
- Evita las bebidas alcohólicas, azucaradas o con cafeína, ya que pueden provocar una mayor pérdida de líquidos.
- Ten siempre a mano una botella de agua mineral o una bebida isotónica en el borde de la piscina y bebe cada 15 o 20 minutos, aunque no tengas sed.
- Si nadas en aguas abiertas, lleva contigo un sistema de hidratación portátil o aprovecha las paradas para beber.
- Si nadas más de una hora o en condiciones de calor o humedad elevadas, puedes optar por una bebida que contenga carbohidratos y electrolitos para reponer la energía y las sales perdidas.
- Después de nadar, pesate y bebe entre 1,2 y 1,5 litros de agua por cada kilo perdido durante el ejercicio.
- Consume alimentos ricos en agua y en potasio, como frutas, verduras, lácteos o frutos secos, para ayudar a rehidratar tu organismo.
Recuerda que la hidratación es tan importante como el entrenamiento o la alimentación para mejorar tu rendimiento y tu salud como nadador. No la descuides y disfruta de los beneficios de la natación para toda una vida.
